Esta mañana de vuelta a mi oficina (trabajo desde mi casa).

Después de dejar a mis dos peques en el colegio.

Venía intentando escuchar la radio.

Pero mi cabeza, mi cerebro, me ego gritaba muy alto; -“Uff qué pereza arrancar el lunes”-

 

Menos mal que he aprendido a desapegarme de mi ego y he logrado entender que yo no soy mi cerebro. Estoy por encima de mis creencias limitantes y bloqueos mentales.

 

No dejes de leer, o bueno ¿Quién soy para decirte lo que tienes que hacer?

Simplemente ahora no estás preparado para entender esto. ¡Lo entiendo!

 

Yo soy ese algo más que llamamos, el ser, el alma, el espíritu, la energía,… 

Si sigues ahí es que hay algo en ti que siente que esto le puede ayudar.

Mira te pongo un ejemplo. 

Supón que  tienes un compañero muy tocapelotas, ahora se les llama tóxicos. 

Bueno pues al igual que otros días le ha dado por joderte el lunes. 

 

¿Cuál suele ser tu respuesta habitual?

Esa es precisamente  la que tu cerebro te ofrece como la mejor opción, porque lo ha aprendido así. Tu cerebro es muy vago y la ha registrado como buena respuesta.

Y es precisamente  la que no tienes que dar. 

Porque no te ha funcionado. 

Prueba a dejar de escuchar a tu cerebro. Te está limitando. Eres libre. Libre albedrío de elegir. ¡Esto es la vida!

Céntrate en ese momento y deja que tu intuición te guíe. 

No me refiero a tu impulso que seguro que es  tirarle el café a la cara o meterle una buena “guantá”  por imbécil. 

Simplemente haz eso que te dicta tu intuición. Lo verá claro. Simplemente deja ser lo que eres. Eres grande y lo comprobarás.

El imbécil de tu compañero no sabrá responder se quedará fuera de juego.

Rompe esos límites y gana la partida a tu ego que no te deja ser lo que quieres ser. 

 ¡Ser tú!