“Nos pasamos media vida, o casi una entera, quejándonos de la mala suerte que tenemos y de lo injusto que es todo.”
La verdad que así sin tiempo de meditar y respondiendo desde la emoción del instante diría que es muy cierto. Ahora,  si pienso dos veces y evito que mi ego tome el control de mi vida,  diría algo que puede cambiar esa actitud tan limitante y victimista.

Vamos a ver, empecemos por reflexionar sobre esta cuestión  ¿Con quién nos comparamos para protestar de nuestra mala suerte o de la injusticia vital? 

Estoy seguro de que nuestra referencia está en modelos idealizados y platónicos, que hacemos y damos por buenos y que echan por tierra nuestro día a día, ya que nunca llegaremos a ese dañino estándar. Sólo nos llenan de frustraciones y complejos.

No te voy a pedir que te compares con aquellos a los que en principio la vida les podría haber tratado peor que a nosotros, para así hacernos sentir más afortunados.

La historia no va de comparar. Aquí está el error. 

Todo consiste en aceptar, que no conformarse, aceptar lo que la vida te trae a tu día a día. ¿Acaso vale de algo quejarse porque llueve si tu plan era ir a la playa? ¿Está en tu mano el control de la meteorología? ¡pues eso!.
¡ACEPTA Y AMOLDA TUS PLANES A LO QUE LA VIDA TE TRAE! A pesar de la lluvia puedes ir a la playa y sentarte en el chiringuito a ver como cae la lluvia mientras saboreas una gran cerveza. Hay opciones. Siempre hay opciones.

Por favor, quédate con esta frase; “Siempre hay opciones”. Y es que siempre las hay. Pero ¿Sabes cual es el problema? Que mientras tu te quejas y protestas y maldices y reniegas, otros invierten ese tiempo en encontrar las opciones. Y cuando las encuentran porque siempre las hayresulta que te comparas con ellos y  se convierten en modelos para ti que frustran tu vida aún más. Y de todo esto sólo hay un responsable, que no culpable;   TÚ.

Tú eres responsable de dar un giro al volante y redirigir tu camino hacia el lugar más sano y saludable para ti. 
Ahora te propongo un cambio en tus hábitos para eliminar de ti esa mochila cargada de innumerables quejas que te impide volar. Que te impide disfrutar de tu día a día.

Aparta la queja y sustitúyela por el AGRADECIMIENTO. En vez de decir: “vaya mierda de día que llueve” puedes decir “Mira por donde gracias a la lluvia podré ir por fin al chiringuito”.

Las quejas son puñales que te vas clavando en las piernas y que te impiden seguir adelante. El agradecimiento SIEMPRE TE ABRE UNA AMPLIO ABANICO DE POSIBILIDADES.

Se egoísta, piensa en ti y agradece. Cambia la forma que tienes de mirar a la vida  y podrás sonreír con los ojos. Con tu corazón.

Se egoísta, piensa en ti y agradece. Te convertirás en un imán de momentos bonitos.

La queja termina matando. ¡VIVE!

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